Virgen de la Amargura

Virgen de la Amargura

jueves, 31 de enero de 2013

Sr. Gioacchino TOSCANO, Secretario General de las Confraternidades de las Diócesis de Italia


El Sínodo de los Obispos, evento de la Iglesia Universal entre los más relevantes, nos ha abierto el corazón a todos los continentes, donde el Misterio de Jesús Eucaristía ha llevado sus frutos a todos los pueblos de la Tierra. En este contexto deseamos traer la experiencia de las Cofradías, instituciones laicas que, aunque se remontan a los albores de la historia de la Iglesia, llevan consigo carismas y una vitalidad eclesial tales como para permitirnos sometelas a la atención de los Padres Sinodales como instituciones particularmente apropiadas para convertirse cada vez más en “una nueva frontera” de la Evangelización.
Actualmente se reúnen bajo la Confederación de las Cofradías de las Diócesis de Italia, instituida por la Conferencia Episcopal Italiana y son guiadas, siempre bajo el encargo de la C.E.I. por S.E. Mons. Armando Brambilla, Obispo Auxiliar de Roma y Delegado para las Cofradías y los Pías Asociaciones.
Para celebrar dignamente el Año de la Eucaristía, la Confederación de las Cofradías de las Diócesis de Italia promovió, en Bolsena y Orvieto, ciudades eucarísticas, el 24 y el 25 se septiembre de 2005, una especial convocación nacional del “Camino de Fraternidad” de las Cofradías italianas, en particular de las que llevan la denominación de “Santísimo Sacramento”.
La Confradía no vive encerrada en sí misma, sino que es un componente eclesial misionero, centrado en una pastoral global de la familia. Tal pastoral se distingue por una formación cristiana permanente cuidada por el sacerdote, Primicerio, que la anima a: 1) la vida de la liturgia y de la devoción, atenta a la vida Diocesana, particularmente sensible al llamado del Obispo; 2) la vida caritativa, con obras que superaron la prueba del tiempo, mantenidas a través de la administración de los bienes, de los cuales disponen con la aprobación diocesana; 3) el testimonio responsable ante la propia ciudad, en los barrios y en las diversas realidades de trabajo (no son pocas las Cofradías vinculadas a artes y oficios), con una participación “como cristianos” en la vida civil y en los eventos sociales. La trayectoria de formación a la vida cristiana es fundamental para entrar con el espíritu adecuado en la conducción de los diversos servicios, son indispensables para el autogobierno de la Cofradía, procediendo a realizar las adquisiciones técnicas de la administración en el espíritu de quien se ubica entre los últimos si “quiere ser el primero en la secuela de Cristo Jesús”.
Por esto, las Cofradías, dóciles al Magisterio de los Sumos Pontífices y de los Obispos, han sabido conservar con la experimentación de siglos, tesoros de fe y el patrimonio de religiosidad popular, centrado en el Culto Eucarístico, que se expresa a través de un patrimonio artístico y de oratorios a disposición de momentos de agregación misionera en la dimensión de la cultura y de la comunicación, que hoy entrecruzan de manera ineludible la misma realidad pastoral, la misión y la evangelización de los pueblos.

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